Los sensores de contraste se basan en el principio de diferencia de intensidad y detectan incluso las más mínimas diferencias de contraste entre una marca y el fondo. El ámbito de aplicación principal es la detección de marcas de impresión durante los procesos de impresión, etiquetado y embalaje. En el caso de los sensores con luz RGB, para el contraste correspondiente el sensor selecciona automáticamente el mejor color de emisión rojo, verde o azul. De esta forma es posible detectar hasta las más mínimas diferencias de contraste con total seguridad. Los sensores con luz blanca cuentan con una mancha de luz muy pequeña para registrar marcas de color. Los sensores láser detectan inclusos las marcas de impresión más pequeñas.